Té para los fantasmas no ha sido un libro que me esperara. Pero caí en la tentación por las opiniones que incluyen en la solapa; palabras como «magia», «inteligente», «sobrenatural» o «té» despertaron mi curiosidad.
La novela es una llamada a la esperanza. Más bien, es un ejemplo de que tomar los errores como parte del camino puede ser un buen camino. Aunque puede que sea para que tengamos que en todas las familias cuecen habas. Podría ser un canto a no rendirse. O al esfuerzo, porque el camino corto y fácil pocas veces suele ser la solución (o sí; habrá que probar). Que va, esto es una historia mágica sobre fantasmas. No, no, esto es una historia de tés con efectos secundarios.
Lo que está claro es que este libro puede tener tantas interpretaciones válidas como lectores. A ratos me ha parecido una historia mágica de fantasmas que necesitan que una simple mortal los ayude a pasar, a hacer de su muerte algo definitivo.
En otros momentos, me parecía un recordatorio de que lo que cada uno es, suele ser el resultado de lo que sus ascendientes han hecho, sido, dicho… es decir, que el pasado, la historia, es esencial para comprender el presente, para evitar volver a hacer tonterías y estupideces varias, en definitiva: para aprender. Y que conocer el pasado es importante en el presente.
En ocasiones, la idea más clara era que cada cual debe seguir su camino sin pensar que por eso otras personas van a dejar de quererla o respetarlas; precisamente, el cariño y el respeto se demuestran cuando aceptamos, aunque no entendamos.
La narrativa es muy particular: en ocasiones no tiene nada extraño, pero en otras, casi parece un conjunto; el narrador nos cuenta la historia (porque el lector es ese viajero al que se la cuenta mientras la lluvia no cesa) con una de las protagonistas presentes, pero sin que querer que ella lo oiga en algunas ocasiones (espera… los temas de brujería y los tés con efectos secundarios, ¿no harán que Egonia sepa todo lo que se cuenta allí?). En líneas generales, la narración genera un efecto de suavidad (la traducción tiene mucho que ver en que ese efecto se traslade desde el original hasta la versión en español), de querer seguir avanzando en la lectura para saber si las protagonistas encuentran a un fantasma u otro, si las relaciones que se complican (porque ocurre algo entre las teinólogas) se terminan arreglando. Pequeñas circunstancias que hacen que quieras seguir leyendo un poco más.
Este libro no tiene nada de normal, eso queda bastante claro. Es uno de esos libros que para unas personas sea una maravilla, para otras será un libro más, y para otras, puede que sea una experiencia complicada. Lo que está claro es que no dejará indiferentes ni a lectores ni a amantes del té (¡tés que te sueltan la lengua!).
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