Jurado n.º 2, dirigida por Clint Eastwood, es un thriller judicial que lleva al espectador a un dilema moral extremo: ¿qué harías si descubres que, siendo jurado en un juicio por asesinato, podrías ser tú el verdadero culpable? Con un reparto coral liderado por Nicholas Hoult y Toni Collette, la película combina sobriedad visual, ritmo pausado y dilemas incómodos sobre la justicia, la culpa y la doble moral. Eastwood, fiel a su estilo, evita artificios y apuesta por la tensión contenida: planos cerrados, silencios cargados y un tempo que obliga a respirar con el protagonista. Más que un relato sobre un caso concreto, es una reflexión sobre la fragilidad del sistema judicial y sobre cómo intereses personales, políticos o de supervivencia pueden contaminar la verdad.
Category:Palabras de fondo
Grandma. Un viaje emocional con Lily Tomlin al volante
A veces un viaje de unas horas sirve para ajustar toda una vida. Y si Lily Tomlin lleva el volante, las curvas están garantizadas. Tras la muerte de su pareja, Elle lidia con la escasez económica, la jubilación profesional, el olvido como escritora y la ruptura con su última —y joven— pareja. Hasta que su nieta, Sage, llama a la puerta pidiéndole ayuda: necesita dinero para abortar. Comienza así una jornada a contrarreloj, entre paradas, recuerdos y diálogos afilados, donde cada kilómetro es también un ajuste de cuentas con el pasado.
Byung-Chul Han: el filósofo que nos recordó lo que se desvanece
Byung-Chul Han se ha convertido en una de las voces más incisivas de la filosofía contemporánea. Con su estilo claro y punzante, nos recuerda que lo esencial de la vida no es lo que acumulamos, sino aquello que se desvanece en el tiempo: la experiencia, la memoria, la fragilidad de lo humano. Frente a una sociedad obsesionada con la productividad y la permanencia, sus palabras invitan a detenerse, a reconocer la belleza de lo efímero y a aceptar que en lo que desaparece también se juega el sentido de nuestra existencia.
La biblioteca de los libros rechazados, de David Foenkinos
«Solo es un libro», dice Madeleine en una entrevista sobre la novela publicada por una editorial y que una editora descubre (al leer el final del libro se entenderá la cursiva) unos años después de la muerte del autor, el marido de Madeleine. Efectivamente, La biblioteca de los libros rechazados solo es un libro de 288 páginas y deja, prácticamente, a todo el mundo vinculado con el sector editorial con las vergüenzas al Leer más
Las tres de la mañana, de Gianrico Carofiglio
En Las tres de la mañana, Gianrico Carofiglio traza un viaje íntimo entre un padre y un hijo que, casi por azar, se ven obligados a convivir durante dos días y dos noches en Marsella. Lo que empieza como una situación incómoda se convierte en un descubrimiento mutuo, lleno de silencios, confesiones inesperadas y la revelación de lo que nunca se dijo. Con prosa sobria y directa, Carofiglio muestra cómo, en apenas unas horas, puede cambiar la forma de mirar al otro y de mirarse a uno mismo.
El comensal, de Gabriela Ybarra
En El comensal, Gabriela Ybarra entrelaza la memoria personal con la historia colectiva. La novela parte del asesinato de su abuelo a manos de ETA y se abre también al duelo íntimo por la muerte de su madre. Con un estilo sobrio y delicado, Ybarra explora cómo el dolor, la ausencia y la violencia se instalan en la vida cotidiana. La narración avanza entre silencios, fotografías y recuerdos fragmentados, ofreciendo una mirada valiente sobre la herencia familiar y la imposibilidad de cerrar del todo las heridas.
Memorias de una estudiante victoriana, de Jane Ellen Harrison
En Memorias de una estudiante victoriana, Jane Ellen Harrison reconstruye con ironía y lucidez los años de formación de una de las grandes intelectuales británicas. Entre recuerdos de infancia, anécdotas universitarias y reflexiones sobre el papel de la mujer en la academia, el texto revela tanto el peso de las convenciones sociales como la tenacidad necesaria para desafiarlas. Su mirada, a la vez crítica y divertida, ofrece un retrato vivo de una época en transformación y de una mente dispuesta a abrirse camino contra todo pronóstico.
A la deriva, de Penelope Fitzgerald
En A la deriva, Penelope Fitzgerald nos lleva al Londres de los años sesenta a bordo de una barcaza anclada en el Támesis. Sus habitantes, unidos por el azar y la precariedad, forman una comunidad tan frágil como entrañable. Con humor fino y una prosa elegante, Fitzgerald retrata las tensiones, los afectos y las pequeñas batallas diarias de quienes buscan un lugar donde echar raíces, aunque sea en aguas turbulentas. Una novela breve que captura la dignidad y la vulnerabilidad de lo cotidiano.
Los perros duros no muerden, de Arturo Pérez-Reverte
En Los perros duros no muerden, Arturo Pérez-Reverte recupera la voz del reportero que se enfrenta a la crudeza de la guerra y a la violencia cotidiana. Con su estilo directo y sin concesiones, el autor retrata un mundo en el que la supervivencia depende tanto del instinto como de la capacidad de mirar de frente lo que otros prefieren ignorar. Crónicas que revelan la dureza del oficio y la delgada línea entre la información, la ética y la vida misma.