Té para los fantasmas, de Chris Vuklisevic

En Té para los fantasmas, Chris Vuklisevic mezcla fantasía, humor y ternura en una historia donde los espíritus conviven con lo cotidiano. Dos hermanas heredan una casa peculiar y, con ella, la tarea de entender un mundo habitado por presencias que no siempre descansan en paz. Entre tazas de té, recuerdos familiares y secretos que resurgen, la novela despliega un universo mágico que habla de duelo, de vínculos invisibles y de la fuerza de la imaginación para reconciliarnos con lo perdido.

Te vi marchar, de Robert Richardson

En Te vi marchar, Robert Richardson construye un thriller psicológico donde la desaparición de una mujer desencadena una trama de sospechas, mentiras y secretos inconfesables. Con un estilo ágil y un pulso narrativo constante, la novela explora cómo la verdad se oculta tras gestos cotidianos y cómo el pasado regresa siempre para ajustar cuentas. Una historia inquietante que atrapa desde la primera página y mantiene la tensión hasta el final.

El lector, de Bernhard Schlink

En El lector, Bernhard Schlink narra la relación entre un joven estudiante y una mujer mayor marcada por un pasado oscuro. Lo que comienza como una historia íntima se transforma en una reflexión sobre la culpa, la memoria y la dificultad de juzgar cuando el amor y el horror se entrelazan. Con prosa sobria y contenida, la novela cuestiona cómo enfrentarse a las heridas de la historia y qué significa realmente comprender al otro.

Cordillera, de Marta del Riego Anta

A veces tengo la suerte inmensa de tropezarme con libros que me miran y me desafían; este libro es lo que hizo, sin darme tiempo para sentarme cómoda o para prepararme una taza de té (uno de esos sabores sorprendentes e inesperados con los que Violet Tea me tienta continuamente). Este libro llegó, se hizo el dueño y señor de mis ojos, de mi cerebro, de mi ritmo respiratorio, de mi ritmo cardiaco… Leer más

el afinador de habitaciones, de Celso Castro

En El afinador de habitaciones, Celso Castro propone una narración fragmentada y confesional que se adentra en las obsesiones de un joven marcado por la melancolía y la búsqueda de sentido. La voz protagonista, intensa y vulnerable, desgrana pensamientos, recuerdos y pulsiones con un tono que oscila entre lo poético y lo brutal. Una novela breve, de ritmo hipnótico, que retrata con crudeza el desconcierto de una generación atrapada entre el deseo y la imposibilidad de nombrar su propio vacío.

Una familia moderna, de Helga Flatland

En Una familia moderna, Helga Flatland explora las fisuras de un clan aparentemente estable que se ve sacudido cuando los padres anuncian su divorcio tras cuarenta años de matrimonio. A través de la mirada de los tres hijos adultos, la novela revela cómo cada miembro arrastra sus propias heridas, expectativas y silencios. Con sensibilidad y precisión psicológica, Flatland muestra que la idea de familia es siempre más frágil y compleja de lo que parece desde fuera.

Sobre la belleza, de Simone Weil

En Sobre la belleza, Simone Weil despliega su pensamiento filosófico y espiritual alrededor de un tema tan esquivo como esencial. Con una escritura clara y penetrante, reflexiona sobre la relación entre lo bello, lo justo y lo verdadero, situando la atención y la contemplación como actos fundamentales. El texto, breve pero intenso, invita a mirar el mundo con otra profundidad y a reconocer en la belleza una vía hacia lo humano y lo trascendente.

No-cosas. Quiebras del mundo de hoy, de Byung-Chul Han

En No-cosas. Quiebras del mundo de hoy, Byung-Chul Han analiza cómo la digitalización ha transformado nuestra relación con la realidad. Frente a los objetos tangibles, predominan ahora los datos, las imágenes y la información efímera que se consumen y olvidan con rapidez. Con su estilo incisivo, el filósofo advierte sobre la pérdida de experiencia, la desaparición de la memoria compartida y la fragilidad de los vínculos humanos en un mundo dominado por lo inmaterial.